La alpinista viguesa compartió con los asistentes al Foro La Región la importancia de la mente, tanto en situaciones extremas como en la vida diaria
Pura experiencia. Eso es lo que transmite la alpinista María Jesús, «Chus», Lago (Vigo, 1969). Una parte de sus vivencias llegaron a Ourense gracias al Foro La Región. La sala de conferencias de Afundación se trasladó por momentos al Everest o al Polo Sur a través de la palabra, las imágenes y la música. Con lo bueno y con lo malo. Por allí aparecieron osos polares o cadáveres. Todo un viaje.
Fue Chicho Outeiriño el encargado de introducir a la protagonista de la velada, de la que destacó que «es una mujer excepcional, que quizás no valoramos lo suficiente por tenerla tan cerca de nosotros». Tras un listado minucioso de las hazañas de Lago (que impresionó a buena parte de los asistentes, la deportista viguesa tomó la palabra recordando la figura de su padre, clave para que la alpinista orientase su vida hacia el montañismo. Acabó citando a su madre. «Si te mueres en el Everest, te mato».
A partir de ahí, hazañas. El Polo Sur fue su escuela y su aprendizaje. «En una expedición hubo un día que mi cuerpo se negaba a caminar. O lo arreglas, o la Antártida lo arregla. Solo hace falta un minuto para quedarte congelada. El físico se entrena… pero ¿cómo entrenas la mente?», se preguntaba Lago. «Lo más importante en una expedición es lo que hay de piel adentro. Una expedición no es un lugar, es un estado mental. La voluntad es lo que te hace subir y bajar de una montaña, es lo que te salva «, sentencia.
La viguesa repasó expediciones clásicas a la Antártida, (con globos, dirigibles y aviones incluidos entre sus materiales). Después, se centró en sus vivencias en esa zona de la Tierra. Año 2004. Temperatura media de -25 grados. El objetivo era coronar y abrir nuevas rutas en el Monte Vinson. «Una expedición no es una foto fija, hay que saber adaptarse». Tenía el objetivo secreto de hacer cima sola. Llegó el 25 de diciembre, en malas condiciones, a -53 grados. «Es mi cumpleaños, nadie me felicita, pero mi deseo está cumplido. Y mientras estaba en la cima, mi mente ya veía el desierto polar».
Y tras adquirir la experiencia necesaria y absorber los conocimientos fundamentales, se lanzó a dominar el desierto nevado. Su travesía, dos meses, sola, sin nada alrededor en la Antártida. Era finales de 2008. A su lado, un trineo con el material que pesaba 113 kilos. Y tocó el éxito después de 59 días: la primera española en llegar al Polo Sur geográfico.
Ahora, el proyecto en el que está embarcada la devuelve al hielo. Pero con otro objetivo, concienciar sobre los peligros del cambio climático. En «Compromiso con la Tierra» le acompañan Verónica Romero y Rocío García. Son como ella, martillos pilones. «Una cordada es tan fuerte como el más débil de sus componentes. Lo dice Chus Lago. Sabe de lo que habla.